JUBILADOS
Como todos los economistas del Mundo mundial soy seguidor
metodológico de Maquiavelo. Así que no me costará gran esfuerzo hacer este
ensayo-artículo sobre algo tan de moda siempre como es el tema de las
jubilaciones, mejor dicho del sustento de las retribuciones económicas de la
parte de la población que ha dejado de ser “productiva” para ser clase pasiva.
Lo primero que hay que aclarar es que la pirámide
demográfica, como bien saben los demógrafos, es solo uno de los indicadores
para predecir, cual Merlín, el futuro. Y no es muy fiable a largo plazo, mirar Haití,
por lo que no debería ser utilizado por los políticos para planificaciones
económicas ya que si se cumplieran las previsiones, con el dinero que no se
gastaría en infancia y educación, se podría paliar la falta de aportaciones a
la Seguridad Social. O sea, que aunque los pesimistas acertaran y no se hiciera
ninguna reforma, habría dinero suficiente para pagar las pensiones sin que
quiebre el Sistema.
Claro que esto tira por tierra el mito de que necesitamos más
inmigrantes para pagar las pensiones del futuro. Si hubiese algún problema,
pues se saca el dinero de los Presupuestos Generales del Estado, y si no lo hay
pues que quiten el Senado o los coches oficiales o la duplicidad de administraciones.
De esta manera cuando pase una década el problema demográfico se habrá
solucionado por sí mismo y contaremos con el sobrante del gasto en infancia,
pudiéndolo dedicar a investigación o a lo que queramos, podemos hacer mas
comarcas por ejemplo.
El aumentar la edad de jubilación es un error económico
garrafal, lo que hay que hacer es justo lo contrario, HAY QUE ADELANTAR LA EDAD
DE JUBILACION, tal y como Ramón Alastuey escribió en este debate filosófico.
Solamente hay que ver en el comportamiento, durante esta crisis, de las zonas
donde hay mucha gente jubilada o prejubilada. NO SE HAN ENTERADO DE LA CRISIS o
por lo menos la incidencia ha sido mínima. No lo digo yo solo, también lo dicen
los datos de cajas y bancos y estos si de algo entienden es de dinero, sobre
todo del nuestro.
JUAN CARLOS
ALLOZA.